La polémica vuelve a protagonizar la elección de sede para el festival de Eurovisión 2019. La UER marcó como plazo el 1 de agosto para que Israel abonara los 12 millones de euros como garantía de la celebración del certamen. La televisión pública KAN solicitó que el gobierno corriera con los gastos que suponen, y la respuesta inicial fue que ese presupuesto debe salir de los fondos destinados al organismo público, y por tanto, no asumirían el gasto.
Días después, cambiaron su posición, afirmando que concederían un crédito a la televisión pública, adelantando los 12 millones de euros, y financiando la celebración del festival. La UER concedió un plazo extra, hasta el 14 de agosto para realizar el pago, pues de lo contrario, perderá el derecho a ser el país anfitrión.
A día de hoy, la situación ha vuelto a dar un giro, pues Benjamín Netanyahu, vuelve a insistir en que debe ser KAN quien afronte el gasto, y que debe salir de los 177 millones de presupuesto que el gobierno les concede anualmente. Este hecho vuelve a hacer tambalear la candidatura de Israel como anfitrión de Eurovisión 2019, abriendo nuevas posibilidades, y despertando nuevos rumores, como la posibilidad de que sea Austria (que quedó en tercer lugar en la pasada edición) quien acoja el festival.