El gobierno israelí se ha retractado en las negociaciones para elegir sede para celebrar la 64 edición del Festival de Eurovisión 2019 en Israel.

Jerusalén, Tel Aviv, Haifa y Eilat, podrían competir presentando sus candidaturas esta semana para acoger Eurovisión. Las declaraciones del primer ministro Benjamin Netanyahu de que Eurovisión sería en Jerusalén, provocó que muchos países se

plantearan boicotear el certamen y no participar, dada la situación política y social de esta ciudad, sin haber otras candidaturas, y manteniendo a la UER en alerta ante la duda que Jerusalén se cumpla todos los requisitos para albergar un certamen, velando por la seguridad necesaria para todos los que viajarían a Israel.

El pasado viernes, Netanyahu se reunió con ministro de finanzas, Moshe Kahlon, el de comunicaciones, Ayoub Kara, y el fiscal general Avihai Mandelblit, decidiendo que el gobierno no interferirá en la elección de la ciudad anfitriona de Eurovisión 2019.

La reacción pública en Europa ante la insistencia en Jerusalén como única sede candidata en un contexto tan delicado y sangriento no ha sido positiva. Mientras, la UER ha dejado claro en su normativa desde 2017 que si la televisión organizadora no respeta plazos ni sigue las instrucciones de la red para el correcto desarrollo del festival, ésta puede considerar roto el acuerdo y designar una nueva sede fuera del país ganador.